Un grip bien ajustado a nuestras características físicas y de juego nos facilitará el movimiento de swing, al tiempo que nos devolverá la sensación que consigamos con el golpe. Se trata por tanto de un “transmisor” de sensaciones para el jugador.
Para transmitir estas sensaciones de forma adecuada, el grip debe adaptarse a cada jugador y eso conlleva que hayamos seleccionado sin error cosas, en principio, tan simples como la textura, el tamaño, el tacto, etc., y, sobre todo, que las dimensiones sean las adecuadas.
Si el grip es grande, entorpece la rotación natural de los antebrazos limitando la libertad en el momento de dar a la bola, lo que nos llevaría probablemente a hacer slice (efecto de izquierda a derecha) o fade (mismo efecto que el slice, pero algo menos acusado).
En el caso contrario, en el que el grip resulta pequeño, el jugador se verá obligado a acentuar la rotación de los antebrazos y la acción de las muñecas, aumentando así la posibilidad de que el golpe se desplace hacia la izquierda. Con una empuñadura pequeña también se tiene la sensación de que el palo se nos escapa de las manos, produciendo golpes realmente malos.
Normalmente, los grips se fabrican en tres medidas diferentes: “Midsize”, para manos grandes; “Standard”, que sería la talla normal; y “Lady”, para manos pequeñas.
No estaría de más que echaras un vistazo al gráfico que acompaña para ver qué medida de grip es la más adecuada para ti.
¡Y no olvides cambiar de grips, tu juego lo agradecerá!
